viernes, 29 de abril de 2011

LA RADIO EN CHILE

Historia de la Radio


Historia de la radio en Chile :
La primera transmisión radial tuvo lugar en Chile el 19 de agosto de 1922, en Santiago, fue emitida desde la Universidad de Chile y recepcionada en el edificio del diario El Mercurio. Tuvo un alcance de cerca de 100 kilómetros.

Esto ocurría sólo dos años después de la primera transmisión que se hizo en Estados Unidos, lo que muestra lo avanzado de nuestra tecnología en la materia. Entre los pioneros de la radio en Chile estuvieron los ingenieros Enrique Sazié y Arturo Salazar, quien fuera amigo de Thomas Alva Edison. Entre 1922 y 1925, los experimentadores actuaban en cualquier frecuencia y dieron nacimiento a varias emisoras en Santiago y Valparaíso, entre las que se pueden mencionar la actual Radio Chilena, radios El Mercurio, Cerro Alegre de Valparaíso y Radio Club de Valparaíso.


A fines de la década del 20 existían unas 700 radios en todo el mundo, 15 de las cuales funcionaban en Chile,
Durante este período la radiodifusión entregó ya una diversidad de programas y actividades, como el mensaje del 21 de mayo de 1924 del Presidente Arturo Alessandri, las transmisiones líricas desde el Teatro Municipal de Santiago con artistas de nivel mundial como Tito Schippa y Feodor Chaliapin, una transmisión desde Roma con un mensaje del Papa Pío XI y noticieros de actualidad.
en 1932 la Compañía de Seguros La Chilena Consolidada ensayó la primera cadena radial que funcionó en nuestro país.

El año 1935 tuvo especial significación para la actividad: se constituyen las primeras empresas dedicadas exclusivamente a la radiodifusión propiamente tal, como Hucke, Cooperativa Vitalicia y Agricultura, mientras que el 14 de enero de ese año se funda la Asociación de Radiodifusores de Chile, ARCHI
La década del 30 ve nacer también uno de los géneros que más ha caracterizado a la radio en Chile: el radioteatro.
El radioteatro obligó a los productores a ingeniárselas para crear "efectos especiales" tales como fuego, pisadas, galope de caballos, crujido de puertas, lluvia o viento, (lo que se hacía recurriendo a papeles arrugados, golpeando cascos de cocos, soplando con un embudo sobre el micrófono, etc. Una gloriosa época de trabajo artesanal guiado por la vocación del radiodifusor de entrar en contacto con el auditor y crearle toda clase de emociones.
Las noticias significaron siempre un aspecto muy significativo de la radiodifusión, ya que establecieron la instantaneidad que no podían dar los medios escritos ni los noticieros cinematográficos, que llegaban con, a lo menos, una semana de retraso. Así, la radio se erigió como el medio más importante para comunicar a un país. Situaciones de emergencia como los terremotos de Talca en 1929 y Chillán una década más tarde y el de Valdivia en 1960, constituyen ejemplos tan significativos como patéticos de lo que fue un país conectado a la radio por días y noches para saber de sus familiares, de las necesidades de las regiones afectadas, para movilizar la ayuda nacional y para coordinar las acciones de salvataje. Fue la radio la columna vertebral de comunicación y uno de los actores fundamentales de la atención de estas emergencias.

Hasta esta época, las emisoras transmitían en amplitud modulada, AM, con gran alcance, heterogeneidad de auditores, muchos programas en vivo y una buena calidad sonora que la gente recibía en receptores de sobremesa a tubos, fabricados en madera finamente trabajada o bien en grandes muebles que decoraban los salones de las casas y contenían, además, un tocadiscos, que había reemplazado a la romántica Victrola RCA.

La década del sesenta trajo dos revoluciones profundas en la historia de la radio en Chile. A la aparición de la frecuencia modulada, FM, debe agregarse la innovación de reemplazar los grandes tubos por transistores impresos en pequeñas placas, lo que llevó a producir receptores de bolsillo.

La frecuencia modulada cambió completamente las exigencias auditivas del público, al ofrecer un sonido de altísima calidad que se reflejó en emisoras dedicadas casi totalmente a la música. Fue Chile una nación modelo para el resto de América Latina en esta materia. Incluso europeos se admiraron que en este lejano país existieran programaciones de tan alta calidad cultural como las que podían recibirse a través de estas emisoras. Fue en 1962, con la aparición de la primera emisora exclusivamente en frecuencia modulada (radio El Conquistador) cuando se inicia esta revolución tecnológica que llevará otra característica consigo: la segmentación programática.
La otra revolución, la del transistor, permitió la masificación definitiva del mensaje radial. En todo el continente pudo verse a campesinos, pescadores, grupos marginales del desierto o la montaña y hasta policías de tránsito centroamericanos, cumplir sus obligaciones con un receptor colgado al cuello escuchando música o noticias. Podemos decir que fue el gran paso democratizador de la información, ya que, en cualquier continente de altos índices de analfabetismo, cualquiera persona podía estar informada para tomar sus decisiones y participar en la vida pública e institucional de la nación.

Cuando en la década de los 60 llega a Chile la televisión, muchos pronosticaron el fin de la radio. Nada más errado. La gran capacidad del medio para adaptarse a nuevas realidades y sus exclusivas características de movilidad, personalismo, segmentación, instantaneidad y diversidad de lenguajes, permitieron su rápida renovación y adecuación a la competencia. La creatividad de los radiodifusores y el esfuerzo provocado por la naturaleza de su vocación le permitieron ofrecer una radiodifusión que no solamente compitió con éxito con la novedad de la televisión, sino que, en poco tiempo, volvió a colocarla en el primer lugar de los hábitos comunicacionales de los chilenos.

Un estudio realizado en 1999 por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile y la empresa Gestra S.A. indicó que el 99.2% de la gente mayor de 15 años escucha radio y que el 84% lo hace todos los días. Los niños entre 10 y 14 años escuchan un promedio de 3 horas diarias. Esto muestra su vigencia y potencialidad como un medio siempre joven.

la persona estará ausente como actor determinante del futuro digital de la radio. Como veremos, la multiplicación de canales que la nueva tecnología dará a cada frecuencia, transformará el concepto de "radiodifusor" por el de "comunicador" o "coordinador" en la globalización y complejización de la sociedad. Ya no será la actividad de radiodifusión propiamente tal la predominante, sino sólo una -y quizás si en muchos casos no la más importante- de múltiples acciones a través de la radio.

En cuanto a la tecnología digital, en pocas palabras, se puede decir que tendrá los siguientes beneficios:

Cada radiodifusora podrá transmitir varios programas paralelos (voz, imágenes y data), lo que permitirá una profunda segmentación del mercado de acuerdo a distintas necesidades, a distintos tipos de usuarios y a diferentes aspiraciones programáticas.
Transmitirá con sonido libre de ruidos, similar al de un compact disc.
Transmisión de data, lo que permitirá servicios diferentes a la radiodifusión, con grabación y reedición de programas e imágenes en un computador personal.
Permitirá la recepción en los computadores personales de las señales de radiodifusión digital, sin necesidad de conexión a lnternet.
A la tecnología digital hay que agregar la radiodifusión satelital, que transmitirá directamente al aparato receptor. En este sistema el auditor podrá viajar por todo Chile sintonizando una misma radio, sin interferencias, ya que la onda le estará llegando desde el espacio.

Como se puede ver, el futuro radiofónico significará mucha más información y más servicios que nunca antes.
Volvamos a la radio digital, cuestión más nuestra. Para enfrentarla debemos tener conciencia que se trata de la mayor revolución experimentada por la radio en toda su historia. Hagamos algunas consideraciones.

La radio digital no es una nueva tecnología que se incorpora como la frecuencia modulada o el transistor. Eso fue un perfeccionamiento nada más en la misma línea. El digital es un mundo nuevo porque se desarrollará en una realidad distinta.

El siglo XXI nos mostrará una situación mucho más compleja, integrada, interdependiente y, a la vez, globalizada. Radio, televisión, lnternet, teléfonos y otros servicios comunicacionales deberán tramarse con las actividades de salud, educación, recursos financieros, administración pública, desarrollo económico, cultural, social y político, con la organización de comunidades y empresas privadas, tanto a nivel nacional como internacional. Es una nueva red de cerebros, actividades e información, en la que la rapidez será un factor determinante de su eficacia. Dentro de este mundo, la radio está destinada a ser vehículo importante de servicios, no ya siguiendo solamente la línea de hacer radiodifusión propiamente tal, sino de integrarse a la carretera de las informaciones.

En Chile, unos diez millones de personas se beneficiarán si es posible utilizar la radio digital en el proceso educativo, ya sea a distancia o por segmentación; la salud como atención permanente o en casos de urgencia; el desarrollo económico y social difundiendo índices económicos, alternativas de producción, comercialización y exportación; información para el acceso a recursos financieros, a asistencia técnica y al conocimiento de nuevas tecnologías; en la información internacional tan necesaria en un mundo globalizado, en fin. Por otra parte, permitirá a la autoridad la coordinación de políticas, informaciones, estrategias y acciones para el desarrollo nacional y a los privados integrarse a participar en aquellas iniciativas que les interesen. Todo esto requerirá no solamente de una nueva concepción de la empresa radial, sino de una nueva mentalidad para insertarse adecuada y eficientemente en la nueva realidad.

Surge inmediatamente la pregunta de qué ocurrirá en esta realidad tan globalizada y compleja con las radios regionales, no participantes de las grandes cadenas. La respuesta está en las alianzas estratégicas que deberán crear para utilizar las nuevas tecnologías y asumir roles que aparecerán como muy precisos para ellas en sus regiones. Las alianzas deben ser no solamente para unir esfuerzos, sino para participar beneficiosamente en las nuevas tecnologías y formas empresariales de explotarlas.