Aún se investigan las causas que generaron el terrible incendio en la Granja Penal de Comayagua, en Honduras, que causó la muerte de 358 personas. Sin embargo, ya han aparecido supuestos responsables de la hasta ahora más grande tragedia en un penal latinoamericano.
Leonel Silva, timonel de los bomberos de Comayagua, señaló al diario La Prensa que sus colegas llegaron a tiempo al centro penitenciario, pero que los gendarmes retrasaron el accionar de sus chiquillos.
"Llegamos 10 minutos después de que comenzó el incendio en la cárcel, pero no entramos de inmediato porque los guardias lo impidieron", dijo Silva.
"Aguardamos unos 30 minutos afuera del centro penal, mientras escuchamos disparos. Luego, los guardias nos permitieron el ingreso y comenzamos a apagar las llamas", agregó el caporal de los chicos buenos de Honduras.
Reclusos confirmaron la versión entregada por Silva. "La gente quería salir por el portón, pero nadie nos abría. Levantamos entre todos las láminas del techo, saltamos por ahí, y luego saltamos un muro", afirmó un interno que logró escapar de la cárcel, pero resultó con un tobillo fracturado.
El director de los centros penales de Honduras, Danilo Orellana, defendió a sus cabros y aseguró que sólo siguieron el protocolo correspondiente. "Los guardias creyeron en un principio que se trataba de una fuga masiva de reos, por eso cumplieron la ley y no permitieron el ingreso de nadie a la cárcel para evitar muertes innecesarias", remachó.
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