Entre piedras, palos y bombas lacrimógenas una valiente mujer se atrevió y enfrentó con una chueca a los encapuflaites que ayer amenazaban con arrasar todo el sector cercano a la facultad de Ingeniería de la Universidad de Chile.
María Elena Sobarzo Rivera (51) vive hace 15 años en el barrio universitario y, chata de que el lugar quede para la historia en cada manifestación, tomó una heroica decisión: agarró el palo de hockey de su hijo, de 9 años, y salió a enfrentar a los encapuchados.
"Fue instintivo. No sé si lo volvería a hacer, pero si nadie hace nada, alguien tiene que hacerlo", afirmó a La Cuarta.
La audaz ama de casa revivió con el diario pop los valientes minutos que pasó frente a los cabeza de polera, que ayer funaron la marcha de los estudiantes.
Nos contó que se acercó primero a un joven encapuchado que estaba rompiendo el semáforo de la esquina de su edificio. Trató de hablar con él, pero no la pescó.
Se indignó tanto que no dudó en tomar la chueca y darle el manso tatequieto a la espalda del encapuchado: "Se lo di bien fuerte, bien pegado. Ojalá que mañana se acuerde del dolor y de mí".
Cachando lo que había pasado con su partner, dos encapuflaites intentaron quitarle el palo de hockey a María, pero ella lo defendió con su vida.
"Me lo trataron de quitar, pero no fueron capaces de hacerlo. No me dio miedo en el momento, pero después sentí temor de los amigos que lo acompañaban porque me insultaban", aseguró.
Tanto fue el impacto de su valerosa acción que su teléfono no ha dejado de sonar para felicitarla por su "chuecazo".
La mujer le sacó el rollo a los cabeza de polera que estaban haciendo maldades cerca de su edificio y afirmó que "ninguno tenía pinta de estudiante".
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