Andrés Labarca, representante de la asociación gremial de Última Esperanza, señaló que se sumaron a las labores de apoyo para que el parque nacional Torres del Paine se abriera, porque consideran que si el parque se abrió tienen que existir las mínimas condiciones para poder resguardarlo en lo que significa seguridad en los senderos, de manera que no hayan nuevos focos de incendio.
Dijo que en una primera instancia lo harán voluntariamente por una semana, pero que en un futuro para que este trabajo sea sustentable, deben haber reglas más permanentes, y estiman que se necesitarían más o menos 30 guías que tendrían que estar en terreno para poder patrullar todos los senderos. “Entonces, en un principio se hará voluntario, y luego se deberá ver con el Estado si se pueden conseguir recursos para que estos patrullajes puedan ser un poco mas sustentable en el tiempo”.
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