martes, 10 de junio de 2014

Afortunado ganador del premio millonario de la Revancha del Loto: “Hemos sobrevivido con 200 mil pesos mensuales, pero con mucho amor y cariño”

FUENTE  :  LA PRENSA AUSTRAL
 
 
 


Jorge Soto Acevedo y su esposa Rejine Williams Bell son dos pensionados magallánicos cuya historia de vida no es distinta a la muchos abuelitos que sobreviven apenas con una pensión mínima. El, con 71 años a cuesta, recibe mensualmente $120 mil, y ella, con 86 años, $80 mil y con esa paliducha cantidad de dinero han tenido que arreglárselas para hacer cundir las luquitas en gastos de alimentación, consumos y, por sobre todo, remedios. Pero a contar de unos días más esa dura realidad cotidiana debería mutar por otra más amable y próspera, ya que él es el afortunado apostador que el reciente martes 3 de junio surgió como único ganador de la Revancha del sorteo Nº3.555 del Loto, cuyo premio alcanza a la no despreciable suma de 871 millones 621 mil 620 pesos. Los números de la suerte son: 6, 12, 14 15, 30 y 32.
Durante casi una semana se mantuvo la incógnita acerca de la identidad del ganador del suculento premio.
Pero ayer en la tarde, a las 15,30 horas, Jorge Soto junto a su inseparable compañera y su nieta Gina Araya se acercó hasta la agencia Florentino Fernández -donde se realizó la apuesta- para entrevistarse con el dueño del establecimiento. Tras comunicarle que él era el feliz ganador del premio y mostrarle el boleto de la suerte se comenzaron a efectuar los trámites para hacer efectivo el cobro del dinero.
Tras esa diligencia, el afortunado apostador conversó con La Prensa Austral para relatar algunos pormenores de tan feliz acontecimiento.
Con visible alegría cuenta que antes de acudir a la céntrica agencia a reclamar el premio, una persona cercana a su entorno y de mucha confianza chequeó los números en un ejemplar de nuestro diario y de inmediato fue hasta un local de apuestas del barrio 18 de Septiembre para corroborar lo que ya se vislumbraba como un dichoso suceso. A su regreso a la modesta vivienda del matrimonio, en el barrio “18”, les confirmó a los abuelitos que efectivamente los seis números ganadores coincidían con el boleto y de allí tomaron rumbo a la agencia de calle Waldo Seguel Nº676, donde el pensionado jugó su cartilla.
“Desde 1975 que sigo los juegos de azar, a veces más y a veces menos, pero nunca he dejado de apostar”, explica Jorge Soto, quien confiesa que "hace un mes y medio más o menos me saqué 180 mil pesos”.
Sin embargo, este presente que asoma halagüeño para la pareja de abuelitos está precedido de episodios no tan felices, como la enfermedad de Alzheimer que desde hace dos años le fue diagnosticada a Rejine Williams.
“Fue un 15 de este mismo mes, en 2012, cuando los médicos nos dieron la amarga noticia. Fue como un corto circuito, ella cambió de personalidad de un momento a otro, hubo desconocimiento y descontrol, pero ahora está estable dentro de su enfermedad, se mantiene controlada por los médicos, así que está bien”, señala Jorge Soto.
Agrega que él y su nieta Gina Araya se han dedicado a cuidarla y a apoyarla en su tratamiento para evitar que decaiga. “A mí no me interesa el premio, pero que no me quiten a mi abuela, porque yo soy la única que la he visto llorar porque ninguno de sus hijos viene a verla”, expresa con firmeza Gina.
Sus cercanos sostienen que este es un premio para él, quien se ha dedicado a cuidar y acompañar a su mujer en las buenas y las malas.
Jorge Soto dice que él y su compañera vivieron como pareja alrededor de 30 años hasta que en 2009 se casaron por el civil. “La diferencia de edad no importa, vale el cariño, lo importante es que la pareja se pueda llevar bien, si hay diferencias hay que solucionarlas para tener un matrimonio como nosotros lo hemos tenido, que hemos enfrentado miles de dificultades y aquí estoy con ella”, reflexiona, para de inmediato añadir que “desde hace seis años que estoy jubilado y con la poca platita que recibo y la pensión de ella hemos sobrevivido… Con apreturas, estrechez, privaciones, pero con un cariño enorme”.
Jorge Soto, quien a lo largo de su vida se ha desempeñado en los más diversos oficios, como por ejemplo atendedor en una carnicería, empleado de un supermercado y otras ocupaciones para ganarse el sustento, confiesa que le cuesta dimensionar la magnitud del monto de dinero que recibirá dentro de poco, cuando un representante de la Polla Chilena venga desde Santiago a entregarle el cheque millonario. “No es fácil hacerse la idea de que uno tiene esa gran cantidad de plata y que es de uno. Y pienso que hasta que no tenga el documento en mi mano, no voy a creerlo”, remarca.

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