miércoles, 25 de septiembre de 2013

LO QUE TODO MAGALLÁNICO DEBE SABER XVI


FUENTE   :    RADIO POLAR


¿Porqué el título “Lo que Todo Magallánico Debe Saber? Porque la cultura regional es única. Porque nuestras costumbres y tradiciones nacen de las diversas corrientes migratorias que llegan a este Sur del Mundo. Y también porque cada habitante de esta zona austral, especialmente los estudiantes y guías turísticos deberían conocer estas historias para contarlas, entregarlas a visitantes tanto nacionales como extranjeros con la mayor cantidad de detalles y, por supuesto para atesorar esto que pertenece a Magallanes como el viento, la nieve, el mar que nos rodea, los canales, las islas y el ser humano que es también único.


En el corazón montañoso del Paine hay un pequeño río que nace en las faldas de uno de los cerros y se vierte en el curso del caudaloso Paine. Este torrente andino lleva por denominación “río Ascencio” en los mapas del sector, que así recogieron el nombre conservado por la tradición local. El cauce de agua recuerda a un bandido, ni más ni menos que al legendario Ascencio Brunel, el bandolero más famoso de la Patagonia.

Este personaje se inició en la colonia ganándose la vida en trabajos de campo como experto baqueano que era. Un buen día sin embargo, por un lío de faldas cometió un homicidio y luego de robarse un par de caballos escapó lejos del pueblo. Puso rumbo a las pampas del norte, las que recién comenzaban a poblarse de ovejas, y de allí se encaminó hacia los terrenos más quebrados de la precordillera de Ultima Esperanza, en especial a los valles de la sierra Baguales en donde podía vivir seguro y libre. Estableció una guarida desde donde salía a cazar caballos salvajes ocupando su gran habilidad en el uso del lazo y del rifle. Esto no evitó que, cuando la oportunidad se le ofreciera, robara en las caballadas de los tehuelches, y de los pioneros colonizadores. Para sus correrías, Ascencio utilizaba una estratagema que siempre le daba resultado: se acercaba a las tropillas con un cuero fresco de puma, circunstancia que espantaba a los caballos los que huían, aprovechando entonces Brunel para arrearlos lejos del alcance de sus propietarios. Comenzó su fama de temerario y fantasmal, porque aparecía en distintos lugares salvando distancias enormes.

Para ello, utilizaba un par de caballos adiestrados a galopar en parejas, de tal forma que cuando uno se cansaba del peso del jinete, éste saltaba al otro y proseguía su huída. En varios años de errante vida por pampas y cordilleras, Ascencio Brunel comenzó a ser buscado por colonos y policías chilenos y argentinos. El indicio más seguro de su paso, era un caballo muerto y sin lengua, pues era el bocado más apetecido por el bandido. Tantos años de correría hicieron de Brunel un baqueano inmejorable y perseguido fue cambiando de guarida según las circunstancias; así de los Baguales o el Paine pasó adentro del río Leona, entre los lagos Argentino y Viedma, y luego más al norte de los valles pedregosos del San Martín y su nombre se hizo famoso desde Ultima Esperanza hasta el Chubut. Al fin, en un mal día para el bandolero que se hallaba en las cercanías de Río Gallegos, fue capturado y puesto en la prisión del pueblo, cargado de grillos. Pero, al día siguiente, el comisario pudo comprobar que había huido, llevándose además el propio caballo de la policía. Otra vez, andando por los campos del lejano Chubut fue rodeado por los tehuelches y entregado a la policía. Muchos colonos y vecinos quisieron ver al famoso bandido, quién se mantuvo por un tiempo manso y tranquilo, pero nuevamente huyó llevándose el caballo “guardiero” de la comisaría. Una partida de colonos lo sorprendió durmiendo bajo un toldo hecho con un cuero fresco de caballo. Al darse cuenta, el bandido disparó en contra de los hombres, los que contestaron el fuego hiriendo gravemente al bandolero que, aún así, huyó del lugar, siendo apresado cuando fue encontrado semicongelado cerca de un chorrillo. Recuperó la libertad gracias a una fianza pagada por su hermano Angel. En vez de agradecerle el gesto, el bandido le robó hasta el lazo. Su vida pasó a ser una verdadera leyenda y las narraciones de la Patagonia aprendidas en las charlas de fogón, manifiestan que Ascencio Brunel acabó su vida en un crudo día de invierno junto al chorrillo que hoy lleva su nombre, en el corazón montañoso del Paine.
Como su vida pasó a ser leyenda, luego de fallecido lo vieron muchas veces en distintos lugares de la Patagónia. Se cuenta que, luego de darle muerte, los tehuelches lo quemaron para terminar con sus fechorías. Cuando se supo que había aparecido en otro lugar del sur, creyeron que era brujo. Posteriores investigaciones dieron como resultado que se habría tratado de dos o tres hermanos, muy parecidos. Por ello se les divisaba en distintos parajes cometiendo sus ilícitos, creyendo que se trataba de uno solo.

Gráfica:Caballares en la zona de Cerro Guido y sierra Baguales.

Mario Isidro Moreno


"El Libro lo Que Todo Magallánico Debe Saber, de Mario Isidro Moreno, está disponible en las principales librerías de Punta Arenas".

No hay comentarios:

Publicar un comentario