Una traficante con alma futbolera decidió embarcar su mercancía fondeada en souvenirs del equipo che Boca Juniors.
A la mujer de origen letón, que se encontraba en Argentina haciendo sus negocios turbios, no le tomó mucho tiempo darse cuenta la pasión que genera el fútbol por allato.
Por lo mismo se le alumbró la ampolleta y decidió que la mejor manera de fondear los seis kilos de coca que tenía previsto enviar a París, era en medio de recuerdos de Boca Juniors, uno de los más apetecidos por los viajeros y que podrían hacerla pasar piolita.
Para su mala pata, uno de los sabuesos del aeropuerto internacional de Córdoba le puso la ñata a sus maletas y sapeó al toque que la mujer viajaba forrada en mandanga, por lo que se ganó un vuelo directo a la cana.
La caspa del diablo estaba oculta en potes de champú y crema de enjuague, un reloj de pared, pequeños sobres cosidos entre la tela de bufandas con inscripciones deportivas y paquetes de cacao en polvo, informó la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), de la cual
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